Al celebrarse el 5 de marzo el 62 aniversario de la promulgación de la Ley de Reforma Agraria, establecido luego como el Día Nacional del Campesino, hacemos llegar a los pequeños productores y trabajadores agrícolas, nuestra palabra de reconocimiento por perseverar estoicamente en la noble tarea de producir alimentos, a pesar de todas las adversidades políticas, económicas e institucionales, que les toca enfrentar a diario por tratar de cumplir con su misión.
A 63 años de iniciado el proceso de transformación agraria, la realidad en el mundo rural vuelve a ser preocupante para los campesinos y habitantes del campo venezolano.
El deterioro en la calidad de vida y en las condiciones necesarias para trabajar son cada vez más intolerables. La destrucción y abandono de la infraestructura rural, tanto para el sostenimiento de una vida decente como para apoyar la producción agricola, nos hizo volver a la Venezuela de hace 6 décadas atrás. La desaparición de la seguridad en su triple dimensión, jurídica, física y social, más el déficit prolongado en el suministro de insumos, maquinarias, financiamiento y servicios técnicos de soporte al trabajo agrario, han convertido a la agricultura en una actividad más propia para la práctica del heroísmo que para el trabajo sosegado y productivo.
¡Ese ambiente hostil debe cesar!
Creemos que se debe promover una nueva realidad agraria, caracterizada por una calidad de vida digna que se corresponda con la condición humana de sus actores. De igual manera consideramos que se deben propiciar, el establecimiento de condiciones apropiadas para producir de manera óptima, eficaz y eficiente, en medio de un ambiente de libertad, de autonomía e independencia.
Ese debe ser el compromiso para el futuro de la sociedad rural.
Caracas, 5 de marzo de 2023
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